En España, se ha demostrado que el buen cine de género puede tener un hueco en nuestro país. Entre los nombres más detacados del cine de terror están: Amenábar, Álex de la Iglesia, o Balagueró entre otros.
Sin duda el cine español, está dando un gran cambio y parte ello se pueden reflejar en los últimas películas de terror que no tiene nada que envidiar a otros grandes títulos del cine de terror internacional.
No obstante, este tipo de películas no surgió de forma espontánea en la década de los noventa, sino que podemos encontrar una reducida lista de nombres que nadaron a contra corriente para ofrecer un cine arriesgado y nada común para los dictados de la época.
En la década de los cuarenta, donde la vida política, social y cultural estaba muy controlada con el Gobierno de Franco, surge “La torre de los siete jorobados” (1944) que formaba parte de una trilogía que se completaba con “Domingo de Carnaval” (1945) y “El crimen de la calle de bordadores” (1946), donde se alternaba el interés por el costumbrismo castizo con la incursión de elementos fantásticos. En este sentido, la primera de ellas cobra especial relevancia por su destacada influencia con la estética expresionista alemana.
Más tarde, en los cincuenta. En una óptica similar puede encuadrarse “El Cebo” (1958), obra de Ladislao Vadja. La cinta que nos ocupa introduce en el panorama nacional la entonces desconocida figura de los psicokillers, en este caso centrado en los dramáticos asesinatos de varias niñas que rompen la armonía de una tranquila localidad suiza.
No es hasta los años 60 cuando vemos la aparición de dos nombres clave en el cine español: Jacinto Molina y Paul Naschy.
Al primero se le debe el personaje del hombre lobo, que creo un personaje para el recuerdo y 100% español (aunque Hollywood coqueteara también con el personaje).
Esta figura del hombre lobo que protagonizó uno de los films más populares del terror clásico: “La maldición de la bestia”, es decir, el nacimiento del hombre lobo, basado en la popular historia de Romasanta.
Paul Naschy seguía con su empeño de repetir el éxito de América en lo que refería a las "Monster Movies" con su inefable caracterización de hombre lobo patrio. Protagonizo a finales de los 60 “La marca del hombre lobo (1968)” donde gracias a el recién estrenado estéreo y las gafas en 3D, alcanzó mucha popularidad.
En 1970 , el personaje de Drácula hace su primera aparición en el cine íbero en "El Conde Drácula" (Jesús Franco, 1970)
Dos años después aparece la mejor película de vampiros del cine español, "La saga de los Drácula" (León Klimovsky, 1972) que aunque el resultado deja algo que desear, el planteamiento del film es muy bueno, pero la celeridad con la que el director ruso-argentino debía rodar sus películas (este año rodaría tres más) hace que el acabado no sea lo que probablemente debió ser. Narciso Ibáñez Menta está bien en su papel de Conde Drácula y la imagen final del bebé nutriéndose de la sangre de su madre es también muy recordada por los especialistas del género.
Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador dirige la película "¿Quién puede matar a un niño?" en la que juega con la inocencia y la crueldad de los niños. Basada en una novela de Juan José Plans, narra la historia de unos niños en una isla que se revelan y matan a toda las personas mayores que encuentran. La película se muestra intrigante al más puro estilo Hitchcock, con momentos como la escena en la que un viejo está colgado de un cuerda zarandeada por niños como si de una piñata se tratara y uno de ellos con una guadaña intenta arrancarle la cabeza. Este film cosechó varios premios lejos de nuestras fronteras y tuvo el honor de ser la película más taquillera en Italia en 1977, por delante de la mismísima Tiburón (Jaws) de Steven Spielberg.
Por este largo recorrido que tuvo el cine de terror español no es de extrañar el éxito que obtuvo “Los Otros”, de Amenábar en el extranjero, lo popular que ha llegado a ser en los EEUU el film de Balaguero “Darkness” o que “Acción mutante”, dirigida por Álex de la Iglesia y producida por Almodóvar sea un film de culto en Japón.
Sin duda el cine español, está dando un gran cambio y parte ello se pueden reflejar en los últimas películas de terror que no tiene nada que envidiar a otros grandes títulos del cine de terror internacional.
No obstante, este tipo de películas no surgió de forma espontánea en la década de los noventa, sino que podemos encontrar una reducida lista de nombres que nadaron a contra corriente para ofrecer un cine arriesgado y nada común para los dictados de la época.
En la década de los cuarenta, donde la vida política, social y cultural estaba muy controlada con el Gobierno de Franco, surge “La torre de los siete jorobados” (1944) que formaba parte de una trilogía que se completaba con “Domingo de Carnaval” (1945) y “El crimen de la calle de bordadores” (1946), donde se alternaba el interés por el costumbrismo castizo con la incursión de elementos fantásticos. En este sentido, la primera de ellas cobra especial relevancia por su destacada influencia con la estética expresionista alemana.
Más tarde, en los cincuenta. En una óptica similar puede encuadrarse “El Cebo” (1958), obra de Ladislao Vadja. La cinta que nos ocupa introduce en el panorama nacional la entonces desconocida figura de los psicokillers, en este caso centrado en los dramáticos asesinatos de varias niñas que rompen la armonía de una tranquila localidad suiza.
No es hasta los años 60 cuando vemos la aparición de dos nombres clave en el cine español: Jacinto Molina y Paul Naschy.
Al primero se le debe el personaje del hombre lobo, que creo un personaje para el recuerdo y 100% español (aunque Hollywood coqueteara también con el personaje).
Esta figura del hombre lobo que protagonizó uno de los films más populares del terror clásico: “La maldición de la bestia”, es decir, el nacimiento del hombre lobo, basado en la popular historia de Romasanta.
Paul Naschy seguía con su empeño de repetir el éxito de América en lo que refería a las "Monster Movies" con su inefable caracterización de hombre lobo patrio. Protagonizo a finales de los 60 “La marca del hombre lobo (1968)” donde gracias a el recién estrenado estéreo y las gafas en 3D, alcanzó mucha popularidad.
En 1970 , el personaje de Drácula hace su primera aparición en el cine íbero en "El Conde Drácula" (Jesús Franco, 1970) Dos años después aparece la mejor película de vampiros del cine español, "La saga de los Drácula" (León Klimovsky, 1972) que aunque el resultado deja algo que desear, el planteamiento del film es muy bueno, pero la celeridad con la que el director ruso-argentino debía rodar sus películas (este año rodaría tres más) hace que el acabado no sea lo que probablemente debió ser. Narciso Ibáñez Menta está bien en su papel de Conde Drácula y la imagen final del bebé nutriéndose de la sangre de su madre es también muy recordada por los especialistas del género.
Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador dirige la película "¿Quién puede matar a un niño?" en la que juega con la inocencia y la crueldad de los niños. Basada en una novela de Juan José Plans, narra la historia de unos niños en una isla que se revelan y matan a toda las personas mayores que encuentran. La película se muestra intrigante al más puro estilo Hitchcock, con momentos como la escena en la que un viejo está colgado de un cuerda zarandeada por niños como si de una piñata se tratara y uno de ellos con una guadaña intenta arrancarle la cabeza. Este film cosechó varios premios lejos de nuestras fronteras y tuvo el honor de ser la película más taquillera en Italia en 1977, por delante de la mismísima Tiburón (Jaws) de Steven Spielberg.Por este largo recorrido que tuvo el cine de terror español no es de extrañar el éxito que obtuvo “Los Otros”, de Amenábar en el extranjero, lo popular que ha llegado a ser en los EEUU el film de Balaguero “Darkness” o que “Acción mutante”, dirigida por Álex de la Iglesia y producida por Almodóvar sea un film de culto en Japón.
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