David Fernández es guionista y un gran apasionado de las historias de aventuras, las grandes epopeyas y la ciencia-ficción.
¿Por qué le gusta especialmente el cine de aventuras?
Supongo que tiene que ver con la ilusión. Mis películas favoritas de la infancia, las primeras de las que tengo recuerdo, son películas de aventuras. Los héroes, los peligros a los que se enfrentaban, como conseguían salir victoriosos… ¿A qué crío no le gustaban? Después de ver una película de aventuras te sentías más fuerte, más valiente, capaz de cualquier cosa. Indiana Jones, La Guerra de las Galaxias... Si una película consigue hacerme sentir eso incluso ahora, que ya no soy precisamente un niño, es que tiene algo que merece la pena, independientemente de todo lo demás.
¿Por eso también le gusta escribir este tipo de historias?
Sí, claro, mi ambición es transmitir esas sensaciones, conseguir que la gente termine de ver la historia y se sienta un poco como un héroe. Además, en el cine de aventuras tienes mucha más libertad imaginativa, no tienes porqué atarte a la realidad. Eso también me gusta, imaginar situaciones imposibles y hacer que el público las viva y las sienta como reales, eso es muy grande.
Las películas de aventuras han cambiado mucho hoy en día. ¿Qué opinión le merece el cine de aventuras actual?
Bueno, hay de todo. Hoy en día se hacen películas muy buenas, además es un género que goza de muy buena salud y prácticamente cada semana se estrena una película de esta temática. Pero los clásicos son los clásicos, La Princesa Prometida y su Iñigo Montoya son inimitables. También es cierto que ahora mismo hay una ansiedad por la recaudación del primer fin de semana que antes no existía. Siempre se ha tenido en cuenta el dinero, claro, al fin y al cabo es un negocio, pero creo que ahora mismo hay una presión increíble, y muchos proyectos interesantes se caen, algunos incluso antes de ser tomados en serio. El cine de aventuras no suele ser barato, no es como una comedia romántica o un drama realista, necesitas persecuciones, necesitas explosiones, necesitas un tonel de efectos especiales. Así que es arriesgado, y más cuando los espectadores ahora están de vuelta de todo, sorprenderles también es más complicado.
Claro, pero cuando hablamos de grandes presupuestos, hablamos de Hollywood. ¿Cree que por ese motivo, el económico, el género de aventuras no está tan representado en España?
Sin duda (risas). Si en Hollywood los productores son cautos a la hora de gastar el dinero, aquí lo son más. Pero eso también está cambiando, algo que me alegra mucho. Quizá en el cine se vea menos, pero en la televisión es impresionante el salto que se ha dado. De hecho mira Águila Roja, aventuras en estado puro, un exitazo en la tele y pega el salto al cine, ahí tienes el cambio.
¿A qué cree que se debe este cambio?
A ver, a los productores les interesa que el producto se venda, están muy pendientes de qué es lo que le gusta al público, así que si ven que el género de aventuras les puede salir rentable, pues lo explotan. Lo que pasa es que había una gran reticencia a lanzarse a este género, y aún la hay, y si nadie daba el primer paso, pues… Hacía falta valentía, algo muy propio del género. Creo que hay un antes y un después desde la aparición de El Internado. Nunca se había hecho algo así es España. Creo que el panorama televisivo actual, con series como Hispania, Los Protegidos o Águila Roja, no existiría sin el éxito de El Internado. Ahora solo falta que en el cine también se apueste por este tipo de historias y por gente como yo (risas). Pero creo que ya está pasando. Por ejemplo, dentro de poco van a estrenar una película española de ciencia-ficción… Verbo, creo que se llama. Tengo muchas ganas de verla.
Bueno, pues muchísimas gracias por tu tiempo.
De nada, encantado.
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